El cánnabis contiene tetrahidrocannabinol (THC) que actúa sobre determinadas zonas del cerebro donde hay unos receptores, y ello explica sus efectos dificultando actividades motoras y el procesamiento de la memoria y el pensamiento, produciendo adicción, inhibiendo el dolor, actuando sobre la regulación del hambre y el sueño,...
Muchas personas piensan que el consumo de cánnabis no tiene consecuencias negativas, pero sí las hay. Las consecuencias negativas van a depender básicamente de la edad en que se inicia el consumo,la frecuencia, la concentración en THC del cánnabis, la predisposición de la persona, su personalidad y sus circunstancias, así como el consumo de otras drogas. Los problemas no van a ser los mismos si se trata de un consumidor adolescente que empieza a hacer un uso frecuente (diario, casi diario o semanal) o si se trata de un adulto que hace un uso ocasional. En el primer caso, muy probablemente el consumo va a tener repercusiones sobre el desarrollo emocional del adolescente, sus estudios, sus relaciones, sus posibilidades laborales futuras; en el segundo caso, los problemas pueden ser mínimos aunque también los puede haber (lipotimias, problemas con la conducción, sobre todo si se combina con alcohol y otras drogas,...).
No existen dudas acerca de la influencia del cánnabis por sí solo en facilitar la aparición de la esquizofrenia (entre otros estudios está uno de seguimiento de 50.000 jóvenes en Suecia durante 15 años y otro de 4.045 jóvenes holandeses durante tres años, que llegan a hablar de un aumento de un 30% y de un 50% de casos respectivamente debido al cánnabis) y otros síntomas psicóticos, así como de empeorar la sintomatología y aumentar las recaídas en personas que ya sufren de estas enfermedades. También sabemos que al consumir cánnabis aumentan las posibilidades de sufrir depresión y ansiedad, no sólo mientras se consume sino también en la edad adulta cuando ya no se consume. Además está demostrado que el inicio más temprano y el mayor consumo aumentan las posibilidades de sufrir estos problemas. ¡El cerebro y la personalidad están en plena evolución durante la adolescencia!
Está bien documentado, además, que el consumo produce dificultades como el enlentecimiento en el procesamiento de la información, problemas de memoria y de concentración mientras se está consumiendo.
Es frecuente que los consumidores habituales describan que tienen pocas ganas de hacer cosas. Puede ser que el cánnabis por sí mismo produzca estos efectos cuando se consume habitualmente o que venga a reforzar o a hacer más soportable una situación personal de apatía preexistente; pero sea cual sea la explicación como causa principal o reforzador el cánnabis ocupa un papel clave para explicar el comportamiento y las dificultades de muchos adolescentes (dificultades escolares, desinterés,...) y de muchos consumidores habituales.
Según informe del año 2002 de la Fundación Británica del Pulmón, el cánnabis contiene muchos de los carcinógenos y mutágenos del tabaco y en mayor cantidad (un 50% más). De hecho, tres o cuatro cigarrillos de cánnabis al día se asocian a la misma evidencia de bronquitis aguda y crónica y el mismo grado de daño a la membrana mucosa bronquial que veinte o más cigarrillos de tabaco al día.